EL PAIS    Domingo 08/5/2011

ALICIA RIVERA | A bordo del buque Hespérides 13/04/2011

La jornada de trabajo científico en la campaña Malaspina, a bordo del buque oceanográfico Hespérides, arranca cada mañana a las 4.15, de noche, y hasta las tres de la tarde los científicos y técnicos, con la dotación del buque colaborando en las maniobras de cubierta, se afanan en los distintos muestreos que se van sucediendo perfectamente planeados. Se hace descender instrumentos de muestreo hasta 4.000 metros de profundidad, se despliegan distintas redes para capturar especímenes en superficie y a distintas alturas de la columna de agua, se peina la superficie del agua con un patín especial para sondear la vida oceánica justo en la capa de interacción con la atmósfera, se toma datos de parámetros químicos y físicos, de corrientes, temperatura, salinidad y composición del agua, la turbulencia, la radiación ultravioleta…

Mientras se desarrollan las operaciones de cubierta ya están trabajando los investigadores Y técnicos en los laboratorios de a bordo, procesando muestras Y ejecutando distintos experimentos. La labor es intensa y las jornadas de trabajo se alargan durante 15 a 17 horas cada día, una jornada tras otras, cruzando el océano. Día a día las muestras se van acumulando en los refrigeradores de a bordo ( de distintos rangos de temperatura, según las necesidades) y los datos se van acumulando en los ordenadores. Hasta ahora, a mitad de la campaña al Llegar a Sydney, se ha repetido toda la secuencia de operaciones de muestreo y toma de datos 78 veces. Cada día se generan de seis a ocho gigabytes de datos más una cantidad importante de información gráfica, y al final de los siete meses de la expedición se habrán acumulado unos 5.000 gigabytes.

Distribuidos principalmente en dos cubiertas del Herpérides, los diferentes laboratorios ocupan algo más de 200 metros cuadrados, con múltiples instrumentos, botes de muestras, botellas de agua, incubadoras, dispositivos electrónicos, máquinas de análisis automáticos, microscopios, etcétera, donde los 37 científicos y técnicos de cada tramo de la campaña se afanan en sus análisis y preparaciones de muestras. Son análisis químicos, físicos y biológicos del agua, de la atmósfera y de la capa superficial del agua que es la interfase con la atmósfera; muchos de ellos habituales en los laboratorios científicos en tierra firme, pero que no son tan corrientes en trabajo de campo, y en varios casos se realizan por primera vez en un buque. El programa Malaspina se distingue de otras campañas científicas españolas o internacionales tanto por la exploración sistemática del océano profundo como por abarcar todos los océanos, y no un reducido número de puntos de sondeos en el agua en determinadas regiones del globo.

Una importante novedad a bordo es el laboratorio de genómica, donde se va filtrando agua y preparando muestras de ADN y ARN de los organismos del océano profundo, a 4.000 metros. Hasta ahora se habían hecho y publicado exclusivamente dos sondeos de este tipo en el océano profundo. El Malaspina realizará en torno a 250. Las muestras se almacenan a bordo en tres refrigeradores especiales que las conservan a 80 grados bajo cero y se van enviando a España desde algunos puertos de la campaña, una copia de todo permanece en el buque y se desembarcará al final, al llegar a Cartagena (Murcia) a mediados del próximo julio. En un almacén contíguo, en una de las bodegas del barco, van estibados decenas de cajones con suministros de laboratorio y repuestos.

Los laboratorios del Hespérides se parecen mucho a los de muchos institutos, excepto por la concentración de equipos aprovechando cada rincón de la zona del buque dedicada a ellos. Además es obvio que se trata de un barco, donde todo, absolutamente todo, tiene que ir firmemente sujeto para evitar accidentes con el movimiento que en algunas ocasiones llega a ser realmente fuerte. Como cualquier avería ha de ser solucionada a bordo, también hay un taller a bordo. Los diferentes aparatos de análisis, los equipos informáticos, los microscopios, los incubadoras, cajones de almacenamiento, botellas de gases… todo va atado a bancos de trabajo, paredes o suelo; un trocito de velcro fija los ratones de ordenadores a las mesas para evitar que se desplacen por la superficie con el movimiento del barco. En estas dependencias, casi todas concentradas en dos cubiertas a popa del barco, pasan los 37 científicos y técnicos del barco, muchas horas cada día, el tiempo que haga falta, que a veces supera las 16 horas diarias, ininterrumpidamente.

Pero los instrumentos de toma de datos están por casi por todo el barco. En la cubierta sobre el puente de mando, por ejemplo, se han instalado cuatro captadores de aerosoles atmosféricos para ir midiendo la contaminación del aire (ahora, en el Pacífico, se intentará medir también la contaminación procedente de la central nuclear de Fukushima en el océano, a miles de kilómetros de Japón), la radiación ultravioleta y la radiación solar total y las condiciones meteorológicas. Los captadores atmosféricos permiten también tomar muestras de polen, hongos, bacterias, etcétera en el aire que permitirá realizar análisis genéticos, una de las muchas novedades de muestreo del Malaspina, frente al trabajo habitual en las expediciones oceanográficas internacionales.

En la cubierta principal, mientras tanto se van realizando cultivos constantemente para conocer, por ejemplo, cómo reaccionan las comunidades biológicas del agua a la radiación solar.

Un elemento esencial de todo esto es la red informática de a bordo, que no solo conecta todos los ordenadores y servidores de almacenamiento de datos, sino que garantiza, con un servidor especial, la uniformidad horaria de todos los equipos de manera que se puedan correlacionar con precisión todos los resultados a la hora de los análisis.

La campaña Malaspina, por supuesto, utiliza gran parte del equipamiento fijo del Hespérides, como sus ecosondas, que van rastreando el agua y registrando continuamente la masa de peces y corrientes marinas hasta unos 700 metros y su distribución en la columna de agua. Los equipos científicos del buque producen diariamente 100 megabytes de datos, independientemente de la información que se recabe en sondeos u otras mediciones con aparatos montados a propósito en este caso.

Desde luego, la fase de planificación y preparación del Hespérides para esta campaña fue muy compleja. Se embarcaron y estibaron a bordo en Cartagena 600 bultos que llegaron en 35 camiones procedentes de toda España con material de la Unidad de Tecnología Marina, del CSIC, que se ocupa de la mayor parte de los instrumentos del barco y que lleva su propio taller a bordo para afrontar Cualquier imprevisto, pero también con equipos y materiales de los propios investigadores. Los embalajes de todo este material, una vez instalado a bordo, se guardaron en una nave en Cartagena para ahorrar espacio a bordo. En total, la inversión en el equipamiento científico que esta navegando ahora por el océano a bordo del Hespérides ronda los 15 millones de euros.

Posteado por: juanjotiote | marzo 22, 2011

LLEGÓ LA HORA DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES

REPORTAJE: Vida & Artes

La hora de las renovables

La crisis nuclear ratifica la idea de un futuro de energía limpia – El Gobierno acababa de recortar primas y contemplaba ampliar la edad de las atómicas

SANTIAGO CARCAR 22/03/

En el futuro, el suministro energético mundial dependerá de las energías renovables. La afirmación es tan cierta como imprecisa. Más cierta, si cabe, tras el desastre de la central nuclear de Fukushima en Japón. Pero nadie, ningún experto, ningún Gobierno, sabe cuánto tiempo va a llevar sustituir la energía nuclear y los combustibles fósiles -cada vez más caros, cada vez más escasos y siempre contaminantes- por energías limpias. Eso sí, nadie duda de que va a suceder. Porque los pasos en esa dirección se suceden. La Unión Europea (UE), por ejemplo, ha aprobado que en 2020 el 20% de la energía consumida sea limpia, renovable. Ello supone que, en el caso de la producción eléctrica, en torno al 40% de la generación provenga de los parques eólicos (on shore y off shore), las presas hidráulicas, los parques fotovoltaicos y las instalaciones termosolares, principalmente.

La noticia en otros webs

En España se ha logrado eliminar el tope de 40 años para las centrales

Los Estados, las empresas y los políticos están en una encrucijada

El accidente en una nuclear de un país es un accidente en todos los países

Industria recortó los incentivos a las renovables para reducir el déficit

Aunque la industria nuclear se esfuerza, todavía genera desconfianza

Compañías como Endesa e Iberdrola quieren aumentar el negocio atómico

También la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su informe World Energy Outlook 2010 empuja en esa dirección. Evitar el calentamiento global peligroso, en el horizonte de 2030, sostiene, requerirá mejorar en un 60% la eficiencia en el uso final de la energía; alcanzar el 20% de energías renovables en el consumo; mantener un 10% de energía nuclear y lograr un 10% en la captura y secuestro de carbono.

En este contexto, la alerta nuclear decretada en Japón, tras el terromoto de magnitud 9 y el posterior tsunami que destrozó la central nuclear de Fukushima, no ha hecho sino reforzar la idea de que el futuro será energéticamente limpio o no será. La energía nuclear, de gran relevancia en muchos países desarrollados (en España aporta en torno al 19% de la producción eléctrica), ha demostrado, pese a que muchos lo suavizan, que es vulnerable. Puede convertirse en el no problem más grande de la historia, según la frase de los años cincuenta atribuida a un experto estadounidense y referida a los residuos que genera.

El responsable de la Fundación Renovables, Javier García Breva, lo resume así: «No se puede asumir la maduración de una tecnología, como la nuclear, a base de desastres», dice. Así pues, habrá parón nuclear.

Sin duda, es la hora de las renovables. Es un hecho que pone a todos los Gobiernos, a las empresas y a los partidos políticos en una encrucijada. Porque como la industria nuclear asumió en los años ochenta, «un accidente en una central nuclear en cualquier país es un accidente en todos los países».

En el caso de España, con un tercio de la producción eléctrica de origen renovable, esa encrucijada es especialmente evidente. Las miradas se vuelven hacia las energías limpias justo cuando el Gobierno ha decidido recortar las subvenciones a las renovables para sujetar el llamado déficit tarifario eléctrico, camino de los 20.000 millones. Sucede justo también cuando la presión de las grandes empresas energéticas había logrado eliminar, mediante una enmienda a la Ley de Economía Sostenible, cualquier referencia a los 40 años como límite de la vida útil de las centrales nucleares.

Al Gobierno español, como a algunas empresas, la alarma nuclear en Japón le ha pillado con el paso cambiado. Apenas unos meses atrás (diciembre de 2010), el Ejecutivo, en un gesto de ajuste a la realidad, había decidido recortar costes por decreto en el sector eléctrico. En una decisión muy discutida, incluso por Bruselas, el Ministerio de Industria recortó un 30% las primas a los huertos solares para ahorrar 2.220 millones de euros en tres años. Además, estableció un nuevo peaje para las empresas generadoras de 0,5 euros por megavatio-hora producido y extendió medio año, hasta 2013, el llamado bono social, cuyo coste -150 millones- asumen las compañías eléctricas para no subir la luz a los colectivos más desfavorecidos.

El decreto, contrastado, tamizado, discutido y aceptado con y por el sector, preveía también que las empresas costearan, con 670 millones en tres años, el desarrollo de los planes de ahorro y eficiencia energética que hasta ahora se apoyaban en la tarifa eléctrica. A la luz de lo sucedido tras el terremoto en Japón, todo parece un tanto irreal. De pronto, lo que parecía caro y prescindible, adquiere importancia. Y lo que parecía indiscutible y asentado, pierde posiciones. El ministro de Industria, Miguel Sebastián fue muy claro ayer mismo: «Si las centrales nucleares no superan las pruebas habrá que prescindir de su actividad», dijo al término de una reunión extraordinaria de responsables de Energía de la UE.

Tras el desastre de Fukushima, la decisión de Alemania de desconectar las siete centrales nucleares más antiguas del paísy la paralización del programa nuclear chino ha llevado a muchos analistas a considerar la posibilidad de que se produzca un parón nuclear en toda regla. Si se produce, tendrá lugar en el momento en que la industria atómica preparaba su despegue. Pero está por ver. También con ocasión del gran vertido de petróleo de BP frente a las costas de EE UU se habló de un antes y después de la industria del petróleo.

En España, los documentos del Foro Nuclear, la asociación que agrupa a las empresas que operan en el sector, habían calificado el periodo 2000-2030 como el de la «reintroducción y consolidación» de la industria. Una reintroducción necesaria tras lo sucedido en Estados Unidos en 1979 (accidente de Three Miles Island) que dio lugar, según los documentos del Foro Nuclear, a una etapa de «radiofobia social y estancamiento» acentuada por la explosión de la central de Chernóbil (Ucrania) en 1986.

Las grandes empresas eléctricas españolas operan seis centrales nucleares, todas ellas en la península. Dos plantas disponen de dos reactores cada una (Almaraz y Ascó), por lo que suman ocho reactores de agua ligera, con una potencia total instalada de 7.728 MWe. Con ese parque, las dos compañías de mayor tamaño, Endesa (propiedad del grupo italiano Enel) e Iberdrola, han tomado posiciones en lo que todavía suponen que será una gran negocio: el desarrollo nuclear. Endesa comunicó, hace apenas unos días, la firma de un acuerdo con la compañía estadounidense Westinghouse (fabricante de la mitad de los reactores en funcionamiento en el mundo) para entrenar y formar personal ante posibles nuevos proyectos nucleares. Proyectos, recogía expresamente el comunicado, que podrían extenderse también a España. Iberdrola, por su parte, tiene también tomadas posiciones en los planes del Gobierno de Reino Unido para construir nuevas plantas.

En España, la presión solo ha llegado, de momento, a la eliminación de los 40 años como límite de funcionamiento de una central y al cuestionamiento del cierre de la central de Garoña en 2013. Por supuesto, todas las demandas del sector tienen el respaldo de lo que el Foro Nuclear define como «instituciones internacionales relevantes». De la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a la Agencia Internacional de la Energía, pasando por la OCDE, existen toda clase de informes y documentos en los que se aconseja a los Gobiernos integrar la energía nuclear en sus parques de generación. Todo eso está ahora en cuestión. La seguridad de las centrales nucleares se va a revisar en todos los países mientras el mundo aguanta la respiración ante cada nueva vaharada en la central japonesa.

Hay mucha desconfianza ante una industria que, aunque ha hecho grandes esfuerzos en los últimos años por aparecer como más transparente, aún da para narrar detalles curiosos. Dos ejemplos: los residuos nucleares se contabilizan como «bultos» y las estadísticas sobre radiación de los trabajadores de las centrales se publican y comparan como dosis «colectivas». Los «bultos» radiactivos, de los que en España se produjeron 3.914 en 2009, se definen por la industria como «embalajes con su contenido radiactivo, tal y como se presentan para su transporte y almacenamiento». Las llamadas dosis «colectivas», por su parte, son «dosis efectivas, equivalentes o comprometidas que recibe el conjunto [de empleados]. Se mide en sv-persona (sievert, unidad de radiación) y se obtiene sumando las dosis recibidas por cada uno de los miembros del conjunto».

A la industria nuclear, señalan los organizaciones ecologistas, antinucleares y las asociaciones de renovables, le queda mucho camino que recorrer para explicar su actividad, su rentabilidad económica y social y sus verdaderos costes. «Lo que habría que destacar», señala García Breva, «es que en España, por mucho que se diga, sobra capacidad de generación y podría plantearse, sin ningún problema, el cierre programado de las centrales». Los datos en los que basa sus afirmaciones son rotundos: la punta de demanda registrada en España ronda los 44.000 Megavatios, mientras que la potencia instalada supera los 100.000 Megavatios.

Tanto para García Breva, como para el exdirector de Greenpeace España, Juan López de Uralde (fundador de Equo), el futuro solo puede ser renovable. López de Uralde, en los foros en los que participa, sostiene que «el coste de un modelo energético 100% renovable no sería superior al de un modelo convencional». Puede parecer una utopía, pero el planteamiento de un modelo renovable 100% cuenta con el apoyo y el respaldo de estudios como los del Instituto de Investigación Tecnológica (ITT) de la Universidad de Comillas –Modelo 100% renovable para el Sistema Eléctrico Español-; documentos de la Fundación Ideas (vinculada al PSOE) e informes como los elaborados por el Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama).

El debate se calienta mientras sube el precio del gas y del carbón; las empresas con activos renovables suben en Bolsa; baja el precio del uranio y aumenta la volatilidad en el mercado del crudo. Apuntando a las nucleares, desde la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) se destaca: «Si todas las energías internalizaran sus costes externos, las renovables competiríamos con ventaja en el mercado». Mientras el debate se despeja, se puede trabajar en mejorar lo que existe. Es la receta que viene defendiendo Red Eléctrica de España (REE): iniciativas para mejorar la gestión de la demanda, lograr un consumo más eficiente y flexibilizar la demanda. ¿Cómo? Más bombeo (almacenamiento de agua), más interconexiones y más coche eléctrico.

Posteado por: juanjotiote | enero 28, 2011

LIBROS

Viernes, 28 de Enero de 2011

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El decrecimiento feliz y el desarrollo humano – Julio García Camarero

22 de diciembre de 2010 por Sra. Castro

El decrecimiento feliz y el desarrollo humano - Julio García CamareroEl decrecimiento feliz y el desarrollo humano es el segundo libro de la trilogía que Julio García Camarero dedica al tema del decrecimiento. Si en el primero nos explicaba cómo el actual sistema sólo puede conducirnos hacia una perpetua crisis —probablemente sea ésta en la que ya estamos— en la que se unirán factores económicos, pero sobre todo medioambientales y sociales;  en el presente texto hace hincapié en la realidad de que la actual sociedad sólo se refiere a crecimiento económico cuando habla de desarrollo, y difunde el falso mensaje de que la felicidad de sus ciudadanos está exclusivamente ligada al consumo.

Progreso, crecimiento y ahora, desarrollo sostenible. Ideas que enmascaran una única realidad: aumento de la plusvalía de la que se apropian los más ricos del planeta, pero que ocultan una macabra realidad: daño a los ecosistemas, expolio de recursos no renovables, precarización de las condiciones de vida de los seres humanos, explotación de los trabajadores. El crecimiento es, en palabras del autor, el nuevo becerro de oro, una religión en cuyos altares los sumos sacerdotes están dispuestos a sacrificar todo y a todos, pero cuyo evangelio predican (de forma cada vez menos convincente), para que mansamente nos dejemos inmolar creyendo en la recompensa de un paraíso de riqueza y bienestar del que nunca participaremos.

La realidad demuestra que ese paraíso cada vez está más lejos de las clases medias occidentales, no hablemos ya de quienes habitan el tercer mundo. Pero nos han engañado y, en su desenfrenada persecución, hemos sacrificado aquello que constituía nuestra felicidad: las relaciones personales, el conocimiento, las tradiciones y la cultura, el ocio, la salud, la religión, la naturaleza. Todos los estudios demuestran que el consumo, el rito al que se nos pide que nos entreguemos desde todas las instancias, no nos hace más felices; al contrario, aumenta nuestra ansiedad y nuestra insatisfacción.

Como única manera de salir de esta crisis sistémica, García Camarero postula el decrecimiento para los países del Norte, y un crecimiento mesurado, ecocéntrico y sostenible para los países del Sur. Para el Norte propone un decrecimiento sostenible y ordenado, opuesto al decrecimiento caótico que producen las crisis. Un decrecimiento planeado que dará de lado al desarrollismo económico para centrarse en el desarrollo humano. Éste pasa por atender a nueve necesidades básicas para el ser humanos: subsistencia, afecto, protección, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad. Un desarrollo que sea aleja de la cultura de lo superfluo en la que vivimos y retorna a un mundo donde las relaciones entre los seres humanos vuelven a ser el eje del crecimiento.

Decrecer invirtiendo recursos en educación, salud, cultura y ocio. Reducir las jornadas laborales para que todos podamos trabajar, a la vez que disfrutamos de más tiempo libre para dedicarlo a nuestro crecimiento personal. Trabajar para recuperar los ecosistemas. Cooperar con el Sur. Y, en definitiva, llevar una vida más plena y feliz es posible. Simplemente debemos bajarnos del carro del crecimiento enfermizo, y esta es una acción que cada uno podemos emprender hoy mismo.

Pero si los postulados de este libro son ciertos, la manera en que se exponen no es la más atractiva. Un estilo descuidado —apasionado, pero muchas veces plagado de incorrecciones—, que denota la falta de una segunda lectura más reposada del texto antes de su publicación por parte del autor; y una ausencia de corrección de estilo y gramatical por parte de la editorial, afean la lectura de un libro necesario por su temática, pero prescindible por su elaboración. Esperemos que estos aspectos se cuiden más en el volumen que cerrará la trilogía sobre el decrecimiento.

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Comentarios

5 comentarios a “El decrecimiento feliz y el desarrollo humano – Julio García Camarero”

  1. julio garcía camarero dice:

    Mucho agradezco a la señora Castro las criticas que viene realizando a mis libros sobre decrecimiento.
    Pero en el caso de El decrecimiento feliz y el desarrollo humano, el que UD. diga: que un texto es prescindible por su elaboración… (aunque los postulados de este libro son ciertos), ello denota que UD., sin dudarlo, da mucha más importancia (algo muy de acorde con los tiempos de engaño que corren) al continente de la expresión de una idea que al contenido de la misma. Y esto último confirma que:
    – O no se ha enterado de la tesis central de mi libro, que en síntesis dice: “Es un desastre, (y precisamente el desastre que nos ha conducido a la actual crisis humana, económica y ecológica) dar más importancia al continente de una declaración que a su contenido”
    – O bien, su subconsciente (como nos pasa a casi todos en nuestro subconsciente) no está dispuesto a superar algo indispensable, que es inherente a este sistema: el imaginario que llevamos clavado en nuestra mente de que lo único que debemos valorar es una resplandeciente apariencia, aunque esta sea ficticia y sólo encierre vacío o falsedad. Para este imaginario es también de lo más importante condenar a las verdades (o como UD dice: los postulados ciertos) que se presenten con un envoltorio molesto.
    Pero mi tesis central del libro es que un contenido (aunque presente un continente de aspecto molesto y aunque se deba en parte a defectos de elaboración) si encierra verdades, o postulados ciertos, debe de considerarse imprescindible; y no prescindible como en su critica señala. julo garcía camarero

    • Estimado Julio

      En primer lugar, muchísimas gracias por asomarse a esta web y participarnos su opinión sobre la reseña de su obra. Es un placer tenerle por aquí.

      En primer lugar, declararme decrecentista convencida. Cualquiera que siga con asiduidad nuestras reseñas sabrá que los temas medioambientales y sociales tienen un espacio importante. Pero, en mi caso concreto, trato de cumplir los postulados del decrecentismo todo lo fielmente que es posible.

      Sirva esto como declaración de principios de alguien que en absoluto se deja seducir por las apariencias. Y es que no hablo para nada de apariencias en mi reseña, sino de estilo o, si lo prefiere, claridad expositiva.

      Como indico en el comentario, los postulados son ciertos y valiosos. Pero la falta de claridad, los errores de redacción, de estilo y ortotipográficos, dificultan seriamente el que el mensaje llegue al lector con la contundencia precisa. Yo me considero una buena lectora y además, muy interesada en el tema del decrecimiento, pero alguien menos motivado o con más dificultad para leer, tal vez abandonaría el texto sin más oportunidades. Así que, porque creo que es imprescindible que se conozca lo que el libro postula, creo que es necesario que el texto sea, no atractivo, sino formalmente correcto.

      Por otro lado, no trato de apariencias: si compro huevos no quiero que sean bonitos, sino frescos. Y si leo un libro quiero que esté correctamente escrito, sin errores ortográficos. Aunque creo que esa parte de la labor corresponde a la editorial, que es quien pone el producto en el mercado.

      En cualquier caso, gracias por tratar y divulgar un tema tan necesario como el del desarrollo humano y el decrecimiento. Quedo a la espera de su tercer libro y, si necesita una lectura reposada del borrador, que pula defectos, cuente conmigo.

      Un saludo muy cordial.

  2. Deborah dice:

    Suena bastante real, es lo que está pasando. Interesante.

    • PACO dice:

      interesante, pero lo importante a estas alturas esta, creo yo, en como bajarnos de este carro que devorara a nuestros hijos sin crear un problema mayor, diria yo. por que los que tienen la sarten por el mango nunca la quieren soltar y por lo tanto hay que quitarsela, cosa arto dificil.¿no?
      un saludo y espero que la semilla germine.

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Posteado por: juanjotiote | enero 25, 2011

NOTICIAS

Camisetas con baterías

Nanocables que se fabrican sobre fibras textiles actúan como acumuladores

EL PAÍS – Madrid – 24/01/2011

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La naturaleza tiene perfiles redondeados y flexibles mientras que la electrónica suele ser rígida y estar llena de ángulos. Llegar a salvar esta brecha es el objetivo de muchas investigaciones pero una de las más avanzadas es la que pretende obtener acumuladores de energía (baterías eléctricas) flexibles. Una aplicación estaría en su imbricación en las fibras textiles para hacer literalmente camisetas con baterías.

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Un equipo de Atlanta (EE UU), liderado por Zhong Lin Wang, y otro coreano de Samsung Electronics han presentado estos supercondensadores cuyos electrodos son nanocables de óxido de cinc desarrollados sobre fibras textiles normales. Estos componentes se pueden recargar muchas veces y de forma muy rápida, pero lo difícil ha sido hacerlos lo suficientemente flexibles y ligeros.

El sustarato de un electrodo es un cable fino y flexible de plástico mientras que el del otro es una fibra de kevlar. Los investigadores consiguieron hacer crecer los nanocables en ambos sustratos, enrrollaron el kevlar alrededor del plástico y envolvieron el conjunto en un electrolito de gel sólido. Con un grupo de estas fibras se podría hacer un hilo, dicen en la revista Angewandte Chemie.

El óxido de cinc tiene ventajas sobre los materiales utilizados normalmente en condensadores de capacidad: se puede hacer crecer sobre cualquer sustrato en cualquier forma a baja temperatura (menos de 100 grados centígrados) y es biocompatible y no contaminante. Si estos componentes se utilizaran en combinación con nanogeneradores ya desarrollados en el laboratorio de Wang, los latidos y los pasos del que los llevara encima, o incluso un viento ligero, serían suficientes para generar corriente eléctrica suficiente para recargar pequeños aparatos electrónicos, como los telefonos móviles, y sensores.

En el mismo sentido se dirige una investigación de la Universidad de Illinois (EE UU), que intenta hacer componentes electrónicos similares a los tejidos biológicos en sus propiedades mecánicas y en la forma, que puedan ser implantados en el cuerpo humano. El objetivo, explica John Rogers, director del equipo, es fabricar una nueva generación de bioelectrónica implantable con usos en cirugía, en la dosificación de fármacos o en la aceleración de la cicatrización de heridas.

Posteado por: juanjotiote | marzo 10, 2010

CAMBIO CLIMATICO

20.000 millones de aves migratorias, afectadas por el cambio climático

La alteración de las pautas de reproducción y su influencia en la supervivencia, estudiadas en un congreso en Algeciras

EFE – Algeciras – 19/03/2010

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Los cambios en la fecha y ruta de las migraciones de aves que causa el cambio global están reduciendo la reproducción de varias especies y, en algún caso, su supervivencia, según se ha destacado hoy en el II Congreso Internacional sobre Migraciones de Aves y Cambio Climático. Unos 200 científicos de una veintena de países asisten en Algeciras (Cádiz) al congreso, organizado por la Fundación Migres . Analizan los efectos en unos 20.000 millones de aves del cambio global, que engloba las modificaciones de la naturaleza causadas por el hombre, como la desaparición de ecosistemas y especies, la alteración de usos del suelo, la contaminación, la dispersión de especies invasoras o el cambio climático.

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El ‘motor de la biodiversidad’ también está amenazado por los efectos del cambio global, dice Miguel Ferrer, presidente de la Fundación Migres

El ornitólogo británico Ian Newton, de la Universidad de Oxford, ha explicado que existen «evidencias científicas» de que muchas especies de aves han adelantado la fecha de sus migraciones como respuesta al aumento de las temperaturas. Para Newton, poseedor entre otras distinciones de la Orden del Imperio Británico, este cambio es crucial porque el calendario de las migraciones de aves se ha estabilizado a lo largo de siglos hasta hacer coincidir la época reproductiva con la de mayor disponibilidad de alimento. Al adelantarse ahora las migraciones, millones de aves se están reproduciendo cuando los insectos o frutas con los que se alimentan no están aún disponibles en las cantidades óptimas para garantizar el éxito de la época de cría.

Según Newton, este desacoplamiento entre la época de reproducción y el de la mayor cantidad disponible de alimentación explica la reducción del número de pollos observada en algunas especies durante los últimos años.En algún caso, como el del papamoscas cerrojillo, pájaro insectívoro que se alimenta de orugas que captura en los árboles, se ha constatado una alarmante disminución de su población porque ha adelantado su época de cría a cuando aún no han nacido las orugas e insectos de los que se solía alimentar.

El investigador Juan José Negro, de la Estación Biológica de Doñana (EBD), ha contado el caso del cernícalo primilla, rapaz que nidifica en oquedades de edificios y cuyo seguimiento científico en las últimas décadas ha permitido constatar que ha adelantado el nacimiento de sus pollos de la primer decena de mayo del último tercio del pasado siglo a mediados de abril en los últimos años. Otro impacto relevante del aumento de las temperaturas es que numerosas especies de aves han desplazado sus áreas de distribución hacia el norte al reducirse los periodos de heladas.

Además, también se han acortado las enormes distancias de algunas migraciones transcontinentales, por lo que ahora hay especies que se asientan durante su época reproductiva en territorios más septentrionales y en épocas más tempranas a las mantenidas durante siglos, lo que dificulta su reproducción y supervivencia.

Miguel Ferrer, presidente de la Fundación Migres e investigador de la EBD, también ha señalado que el acortamiento de las grandes migraciones reduce igualmente el número de ejemplares que se extravían durante estos largos recorridos y que, tras alcanzar alguna isla, sobrevivían, se reproducían y se adaptaban a sus nuevos territorios, creando así nuevas especies. Este «motor de la biodiversidad» y fabricante remoto de nuevas especies durante los últimos siglos también está amenazado por los efectos del cambio global. Más de 20.000 millones de aves están cambiando sus hábitos, porque especies que tradicionalmente han sido migratorias se han convertido en sedentarias a causa del calentamiento global, explicó Ferrer.

El Pais 21 Marzo 2010

Posteado por: juanjotiote | marzo 4, 2010

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